Siempre se ha dicho porque es verdad: la diversidad de las personas de un equipo de trabajo es de lo más saludable, eficaz, rico y divertido.
La primera de las diversidades, tan natural como cotidiana es la de las mujeres y los hombres.
Hablemos de motivos concretos. A mi me pasa que, a veces, hay algún trabajo que se resiste, que está atascado. Entonces aparece una compañera de trabajo, le da al interruptor y enciende la luz.
Es normal que pase esto. A los chicos, en cuanto nos descuidamos nos traiciona la neurofisiología del cerebro, que cuando entra en bucle en el lóbulo izquierdo no hay manera de hacerlo saltar al lóbulo derecho, lo cual es fatal en el nuevo mundo del siglo XXI, tan veloz, global, líquido y emocional.
En los equipos de trabajo del siglo XXI es una gran idea el seguir a las personas a las que les funcionen mejor los lóbulos derechos de su cerebro. Ojalá la tan necesaria reforma de la educación se focalice en el desarrollo de estas capacidades en las edades tempranas.
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